La venta de la Casa Familiar, una tendencia en aumento.
En medio del vertiginoso ritmo de vida actual, donde el presente parece ser lo único que importa y el mañana es incierto, nos encontramos ante una creciente desconexión entre generaciones. En nuestra búsqueda constante de comodidad y facilidad, hemos dejado de lado valores que solían proporcionar estabilidad a nuestras familias y a nuestra cultura, como el RESPETO por el LEGADO HISTÓRICO.
Hoy en día, es común heredar una casa entre varios miembros de la familia, y ante la dificultad de llegar a un acuerdo, se plantea rápidamente la OPCIÓN de VENDERLA, incluso antes de recibirla por completo. El mantenimiento de una Casa con Historia implica tanto un esfuerzo económico como psicológico, y esta realidad contrasta con el enfoque actual de hacer las cosas rápidamente y con el menor esfuerzo posible.
Sin embargo, vender nuestro Patrimonio implica privar a las FUTURAS GENERACIONES de la posibilidad de disfrutarlo. Éste es un tema que me preocupa profundamente, especialmente cuando observo la situación en Mallorca.
El efecto de la venta: la colonia extranjera, sello de calidad
En los últimos años, la oferta turística en Mallorca ha experimentado un notable aumento, lo que ha beneficiado a la isla en muchos aspectos, hasta que se limitó el número de plazas turísticas en la isla. Los visitantes a menudo se quedan con ganas de más y muchos deciden regresar y establecerse, cautivados por las INFINITAS POSIBILIDADES que ofrece Mallorca.
Pero, ¿cuál es el precio que pagamos no regulando esta situación en un ámbito territorial finito como Mallorca? Permíteme enumerar algunas CONSECUENCIAS:
Los RESIDENTES venden sus propiedades en las zonas céntricas de Palma, u otras poblaciones, a precios exorbitantes y se trasladan a vivir a otras áreas. En ocasiones, son los propios mallorquines los que deciden libremente vender, para hacer un "buen negocio". En otras, son las inmobiliarias las que generan un movimiento, llegando incluso a llamar a las puertas de las casas para convencer a sus propietarios de hacerlo. Finalmente los últimos mallorquines que acaban quedando se sienten "solos en casa" rodeados de no locales y deciden mudarse a otra zona.
Cada vez más EXTRANJEROS de alto poder adquisitivo vienen a aprovechar esta situación. Éstos, en su mayoría procedentes de países nórdicos, aprovechan el momento de la jubilación para trasladarse a un lugar de mejor clima, donde mantener su calidad de vida a un coste menor. En Mallorca, y ahora también en Cataluña, encuentran su sitio ideal.
Estos compradores sí saben ver el POTENCIAL de estas propiedades, y están dispuestos a invertir su esfuerzo por sacarle brillo a esos diamantes en bruto. Ellos importan sus estándares de calidad, propios de su cultura, y hacen brillar como nunca estas joyas mallorquinas.
El problema es la consecuente SUBIDA DE PRECIOS, no sólo en el mercado inmobiliario, sino también en productos del día a día. De este modo la calidad de vida de los residentes baja, no pudiendo permitirse según que servicios que antes estaban a su alcance.
Otro inconveniente es que algunos de estos nuevos residentes extranjeros NO SE INTEGRAN en la sociedad local, aprendiendo el idioma y las tradiciones, y solo se relacionan con personas de su misma procedencia.
Finalmente incluso el Govern consideró la opción de LIMITAR LA VENTA de propiedades a no residentes pera evitar que esto siga sucediendo.
La prohibición, ¿el remedio?
Después de haber limitado el turismo, que ha sido durante décadas nuestra principal fuente de ingresos, parecía que "prohibir la venta a extranjeros" podría ser la solución.
Sin embargo, está claro que la prohibición no es la respuesta, pero la REGULACIÓN sí lo es. El problema del acceso a la vivienda en Baleares no ha sido causado por el 18.8% de residentes extranjeros. Según las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 1 de enero de 2022, había casi 1.2 millones de residentes en Baleares, de los cuales aproximadamente 220,000 eran extranjeros. Hace veinte años, esa cifra era inferior a 100,000, menos de la mitad.
Curiosamente son los extranjeros los que, no sólo han elevado los estándares de calidad en la isla, sino que también han importado sus estándares de construcción y de sostenibilidad como Passivhaus.
Así, las Islas Baleares han evolucionado positivamente, convirtiéndose en un destino cada vez más querido y cosmopolita. Sin embargo, hemos descuidado nuestro mayor tesoro, y también uno de los motivos por los que estos extranjeros eligen venir a la isla: LOS MALLORQUINES
No es una utopía: es mi trabajo
Permíteme confesar que tampoco es el camino más fácil para mí. Soy una mallorquina residente en Suiza, casada con un alemán y con dos hijas "helvéticas". La opción más rápida y conveniente hubiera sido construir para satisfacer las demandas de este perfil de clientes que abundan en la isla y que ya empiezan a proliferar en Cataluña y en la Comunidad Valenciana, siguiendo sus estándares y conocimientos. Sería sencillo complacer a estos agradecidos clientes que aportan calidad a la isla y valoran tanto lo que ofrecemos.
Sin embargo, mi objetivo no es ese. Yo enseño a mis compatriotas de que SÍ existen soluciones para PRESERVAR nuestro Patrimonio y nuestra historia y les acompaño en este proceso. Incluso considerando la opción de vender por necesidad, es posible obtener mejores precios y decidir en manos de quién acaba, influyendo en el futuro de nuestras Casas con Historia.
Porque el significado etimológico de "Patrimonio" (del latín, Patrimonium) es el conjunto de bienes que heredamos de nuestros padres. Si todo ese Patrimonio termina en manos de personas no locales, ¿qué quedará en unos años de nuestra cultura?
Es hora de encontrar un equilibrio, regular la situación sin depender únicamente de la administración y asegurar que tanto los mallorquines como los extranjeros puedan coexistir y enriquecerse mutuamente. Preservemos nuestro Patrimonio y fomentemos la integración, para que Mallorca siga siendo un lugar único donde la diversidad cultural se une en armonía. Haciendo ciudad, evitando guettos.
Es por eso que, como arquitecta, asesoro a familias dispuestas a no tirar la toalla, a aquellas que desean invertir en el futuro y en la evolución de su Casa Familiar. Sin NECESIDAD de embarcarse en reformas, mi enfoque se basa en analizar cuál es la opción ideal para esta familia y sus futuros herederos. Lucho por mantener estas propiedades dentro de la familia, obteniendo ganancias sin necesidad de vender. ¿Necesitas ayuda para lograrlo?
Juntos, podemos asegurar que las historias y los legados de Mallorca se TRANSMITAN DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN, preservando nuestra cultura y manteniendo viva la esencia de nuestra tierra.
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